Me sentía bien.
Todos estábamos en una especie de casa, una de esas que te imaginas de pequeño que cuando seas grande la tendrás con tu esposo, pues sí, una de esas.
Estaban mi novio y su mejor amigo conmigo, lo presentía. Sin embargo, antes de estar físicamente con ello en el sueño, pude ver una escena de unas chicas, las tres eran gorritos, yo me sentía excluida, me sentía la más gorda, luego no sé qué pasó exactamente que derrepente, estaba en la blanca mesa circular sentada con ellas, debatiendo si beber ahora o después de comer. Todas me resultaron familiares pero no había visto a ninguna en la vida.
Recuerdo que yo fui a ver si faltaba mucho para comer, no sabia dónde estaba ni con quién, pero tuve la familiar sensación de que era mi padre y, si, ahí lo veo yo cocinando en una parrilla en un amplio jardín de césped verde abarrotado de más gente que no había visto en la vida.
Entonces tuve un recuerdo durante mi propio sueño que, obviamente, era parte del mismo.
Estaba empezando a recordar vagamente como ir a una iglesia abandonada, todo el mundo sabia que ahí vivía una anciana bruja, era mala y destructiva. Daba medio.
Sin embargo, yo quisd ir y busqué la forma de escabullirme de mi novio y su mejor amigo, con la escusa de que iría a buscar más croissants tan ricos como los que nos acabábamos de comer.
Fui.
Tuve un miedo tremendo, mientras recorría aquellas calles que parecía un pueblo perdido en el tiempo pero que la gente disfrutaba del aire libre... Yo sentía que me iba acercando al sitio y para no encontrarme con aquella bruja maligna, corrí muy rápido pero me la encontré justo cuando estaba a punto de irme...
Se me abalanzó encima, recuerdo que detestaba su tacto, me daba asco tener que tocarla para defenderme de ella.
Intenté salir por la ventana, pero estaba sellada, vi gente fuera y al fijarme en el marco de la ventana, buscando alguna grieta que pudiese aprovechar, me di cuenta de que aquella ventana estaba sellado con cilicona por los bordes y que parecía bastante nuevo en comparación con el resto del lugar.
Logré darle un buen golpe a esa espeluznante mujer y conseguí desquebrajar aquella ventana de vidrio transparente por el cual vi cómo nadie se percataba de que estaba en peligro.
Salí y volví a aquella casa.
Recuerdo acostarme a dormir con mi novio en mi propia habitación, sabiendo que estaba preocupado porque había hecho una avería a su traje para la boda de mis padres.
Nos despertamos.
En realidad, lo hizo mi padre y estaba a medio vestir con su traje de pingüino de su boda, le dio a mi novio el suyo totalmente nuevo.
No logré ver nada más.
Me desperté.