Soñé que estaba en un paseo con mi hijo, mi hermano fallecido y una amiga que tengo rato de no ver. Nosotros tres estabamos jugando a deslizarnosen una especie de rampla improvisada de concreto, la amiga mia estaba cocinando, sabía que estaba cocinando porque tenía un cucharón pero yo no veía la olla. El día era perfecto, había sol, árboles frondosos, el agua del río era tranquila, límpia pero con un poco de corriente y el río era profundo. Yo era quien empujaba a mi hermano y a mi hijo. Empujé primero a mi hijo y él se deslizó fácilmente, luego a mi hermano y pasó lo mismo. Lo sorprendente al empujarlos es que se devolvían con mucha facilidad por el agua del río que sobrepasaba ligeramente en el lugar donde estábamos. Al regresar todos nos reíamos, incluso mi amiga que estaba un cerca de nosotros pero cocinando. Recuerdo que sentíamos un poco se frío pero era algo sabroso. Me levanté un poco y mi amiga gritó: ahora es tu turno y entonces ellos aplaudieron y gritaron a lo que yo dije que no porque tenía un poco de miedo de caer al río pero insistieron y mi hermano me empujó, fue algo fantástico cuando me deslicé y regresé. Luego, nos fuimos a la mitad de la pequeña rampla mi hermano y yo y queriamos saber que tan profundo estaba el río así que tomamos una chancleta y la dejamos caer, no se hundío. Tomamos la otra y mi hermano dijo yo creo que ésta sí se hunde y yo la vi y le dije que sí puesto que estaba remendada con algo de alambre y tenía una hebilla que brillaba. Al momento de dejarla caer, la chancleta se fue hundiendo lentamente y nosotros podíamos verla hundir porque el agua era clara y el sol era brillante a través del agua y entonces brillaba la hebilla. Yo grité que se hundía mi chancleta entonces mi hermano se iba a tirar y yo le dije que no que yo sabía nadar mejor y era mi chancleta. Me arrojé y fui directo a la chancleta que la veía clarita, no obstante entre más me hundía más profundo era el río. Cuando ya estaba a punto de alcanzarla vino una corriente fuerte por debajo y la deslizó y se la llevó. Inmediatamente para que no me llevara a mí, salí lo más rápido posible. Cuando llegué a la superficie, le dije a mi hermano que era muy hondo y que había corriente abajo muy peligrosa. Pero entonces el miró abajo y me dijo que la chancleta estaba a sólo unos metros de donde había caído, yo miré abajo y en efecto ahí estaba y la hebilla brillaba. Me hundí nuevamente pero esta vez era demasiado profundo y no pude llegar así que decidi salir porque ya estaba sin aire, cuando estoy en la superficie me veo en otro lugar, en otro río, un río que conozco bien y con mis hermanos y primos que estaban en una roca gritando y lanzandose contentos. Era el sitio donde solíamos ir cuando estabamos pelaos. Entonces, alguien gritó que tocara el fondo y eso yo lo hacía así que decidí hacerlo, me hundí toque el fondo y salí a la superficie pero esta vez me vi solo y en medio del mar abierto. Las aguas estaban tranquilas pero tenía miedo, miedo de ahogarme o que me comiera un tiburón, entonces pensé que si me hundía de nuevo saldría a otro lugar así que decidí hacerlo y me sumegí. Cuando volví a la superficie me encontraba con mi hermano y mi hijo quienes reían, entonces salí y les dije que la chancleta se me había perdido porque no pude hallarla. Se hecharon a reir y mi amiga que estaba cocinando ahora se encontraba al otro lado del río, me gritó y con el cucharón levantó la chancleta y dijo: mira el río la sacó y tu matándote. El lugar donde estaba ella era llano y el agua corría tranquilamente y era trasparente y fría, le mojaba solo los pies no subía ni siquiera al tobillo. En ese momento todos nos hechamos a reir y yo me quedé sorprendido pero con un gran alivio.