El sueño empezó en un concierto, que yo creía que era rock al parque, pero en un recinto cerrado, como en un escenario con bancas y todo. Estaba con un amigo que llamaré Cristian, él es un poco aburrido para ser sincero. En un momento del concierto empezó a sonar una de mis canciones favoritas entonces bajé al "pogo" pero por el espacio del lugar no había ninguno de estos bailes. Me quedé en una banca esperando cuando una chica que estaba al lado (bastante linda) empezó a hablarme, hablamos del pogo, de la vida, de cosas que no me acuerdo. En un momento de la conversación vimos unos cuantos metaleros grandes (por grandes me refiero a musculosos) bajando para iniciar un pogo, mi nueva amiga, a la que llamaré Angélica me dijo: Mira ahí van, baja y te les une. Yo, que soy de complexión más bien delgada, dije: Nooo, esos manes me matan fijo, pero era una excusa para hablar más con ella. La banda empezó a tocar Creo de Callejeros, una canción que me encanta, bajamos (las bancas estaban ubicadas en una rampa y abajo, al frente del escenario, había un gran espacio para el baile o pogo) y empezamos a bailar y saltar, disfrutando de la canción. Nos sentamos, llegó un chico amigo de Angélica, empezamos a hablar, yo saqué una tarjeta para hacer un filtro, cuando el chico, de nombre Cano, me vio dijo: ¿lo pegan? yo dije claaaro, Él empezó a armar un porro y me dijo: haga el filtro, todo bien, yo empecé a hacer un filtro normal, como uno suele hacer filtros. Cuando él me pasó el porro para que le pusiera el filtro me di cuenta que el porro era muy grande, entonces hice otro filtro, pero el porro aún era más grande entonces le dije a Cano, intentamos con otro filtro, pero el porro seguía siendo más grande. Él me dijo: no importa, ya vuelvo, voy a buscar algo. Mientras esperaba a Cano llegó un muchacho gordito de un aspecto gracioso diciendo: Hongos, Hongos, Hongos, y se notaba claramente que él ya había estado consumiendo su producto. Yo lo llamé, le pregunté por lo que ofrecía, Él me llevó a una habitación vacía, me mostró los hongos: tenía uno rojo, uno blanco y uno naranja o amarillo, no recuerdo bien. Le pregunté que si uno de esos era suficiente para una persona, me dijo que no, que tenía que comerme los tres así y probó el rojo, luego me lo iba a dar y se lo llevó a la boca para empezar a comérselo, se lo acabó y empezó con el otro, con un apetito voraz se acabó los tres hongos y claro, quedó en un viaje muy loco. Yo me reí, me despedí de mi nuevo amigo y él desapareció. En ese momento llegó Angélica, con cano y otras chicas invitándome a salir y fumarnos ese porro. Salimos. Afuera del concierto estaba hablando con Cano que me mostró una genial idea que tenía para el porro: Hacer un filtro de pan. Funcionó, quedó perfecto, dejamos el porro por ahí y vimos que bajando la calle había unos muchachos haciendo malabares a mí me sorprendieron porque lo hacían muy bien y trucos que desafiaban las leyes de la física, por ejemplo, lanzar la clava muy alto, dejarla dando vueltas en el aire, seguir haciendo malabares y luego recibirla. Cano me dijo: eso no es nada, yo también puedo, sacó las de él, empezó a jugar por ahí y Nos dimos cuenta que al grupo había llegado Tatiana (una chica que me gusta) empezamos a hablar, le conté del porro, de los hongos, del concierto. Luego estuve hablando con Cano, le pregunté que como se ganaba la vida, no me acuerdo qué respondió. Estábamos sentados y había una chica desconocida detrás mío, que empezó a molestar mi maleta, yo le dije que se detuviera, me paré y me fui a jugar con las clavas de Cano. En este punto los recuerdos son un poco borrosos, imaginaos un grupo de amigos, sentados en una esquina, fuera de un concierto, hablando de trivialidades y pasando el tiempo. Estando ahí, se me partió un diente por hacer mucha fuerza cerrando la boca. Le pregunté a Tatiana: ¿Esto es un sueño? Ella se rio y dijo: no, esto no es un sueño, pregúntale al papá de Mateo, en eso apareció un señor con ropa sucia, casi indigente, Tatiana le dijo: Baila para que se dé cuenta que no es un sueño, él empezó a bailar, yo me asusté, empecé a escupir partes del diente en la mano. El señor me miró empezó a reírse me dijo algo, no recuerdo qué, miré a Tatiana que se estaba riendo, dije ¡No! y desperté, a esta horrible realidad.