En las noticias dicen que Johny Deep, el actor, está muerto. Yo me voy a trabajar, pero parece que mi trabajo consiste en entrar en un cementerio. La gente le da miedo entrar en ese sitio, y aunque es de noche, no tengo miedo y entro en él. Lo hago montado en un caballo grande y hermoso, creo que es de color marrón, de un pelo muy brillante, la imagen es la propia de un flamante emperador. Además, llevo un uniforme de militar del ejército de la Unión de la guerra civil noreteamericana. Con este porte de grandeza entro en este cementerio que está lleno de cuervos, estos vienen a mi con celeridad, pero no me atacan. Hay uno que se pone en mi guante, yo lo acepto, pues parece que tenemos una relación propia de la que tienen los que se dedican a la cetrería con sus águilas (aunque voy con cuidado de no acercar la cara a su pico). Tengo la sensación de estar en una situación donde unos posibles enemigos, los cuervos, los he controlado y ahora los tengo como aliados. En el cementerio me encuentro con Johny Deep, parece que está disfrazado de esqueleto o pintado la cara y el cuerpo como un esqueleto-, no le distingo muy bien, pero veo su cara y sé que es él. Le pregunto si realmente es él. Me dice que si.

Seguidamente le miro la cabeza, y afirmo: “esto es una cabeza, es un cráneo, entonces es que no estás muerto…”. A lo que él responde: No, no estoy muerto. Doy con la conlusión que las noticias de su muerte eran falsas y que él mismo las havía promovido.

Seguidamente me veo trotando con autoridad por el cementerio, los pisotones de las patas de mi caballo son muy fuertes, resonando por doquier, transmitiendo por todo el cementerio la determinación y la fuerza de mi carácter, y también la autoridad que desprendía mi imagen. El sueño se acaba con los cuervos siguiéndome mientras doy vueltas por el cementerio, ellos están tranquilos y yo sigo sosteniendo al cuervo con la mano, siento que ese cuervo se agarra bien a en el cuero de mi guante. Me complace escuchar las pisadas de mi caballo que no paran de resonar. Parezco ser para ellos una figura orientadora, y a mi me satisface.