Todo el sueño transcurre en un desorden de escenas que van adelante y atrás en la línea de tiempo.
Al principio abrí los ojos y vi mis pies descalzos encima de la hierba húmeda. Sentía cómo picaba en las plantas de mis pies, y en mi campo de visión apareció el bajo de mi vestido balanceado por el viento. Moví mis manos para verlas también y eran distintas a las mías en la vida real, eran más delgadas y de dedos más largos, más pálidas. Levanté la mirada y vi que estaba parada en medio de un claro muy extenso en el bosque, rodeada de árboles por todas partes y con un sol muy fuerte, pero que no me molestaba.

De pronto estaba recorriendo un camino sin asfaltar, la tierra se elevaba cada vez que pasaba un carro antiguo y a los lados del camino habían puestos de mercado. Yo iba saludando a todo el que me encontraba y la gente me devolvía el saludo como con respeto, y yo me sentía contenta de estar ahí, como si perteneciera a ese lugar y por fin hubiese vuelto.

Entonces me encontré en una especie de celda muy oscura. Un poco de luz de luna entraba por una reja muy pequeña a modo de ventana en lo más alto de la pared posterior, que en ese momento la tenía a mi izquierda. Yo me apoyaba en la pared derecha de la celda, con las rejas de la entrada a mi derecha y podía sentir los grilletes en mis tobillos y mulecas, además de un dolor general en todo el cuerpo que no me dejaba moverme.
A través de la entrada vi cómo una luz se acercaba por el lado izquierdo y una antorcha iluminó la celda. Aparecieron dos hombres: un guardia y un alto cargo militar.

Ahora era otra vez de noche y esta vez estaba en un pasillo cercano a mi celda. El guardia de antes caminaba delante de mí y yo llevaba un bulto de mantas en los brazos. Era un claro intento de fuga.

Volvía a estar en el pueblo con el mercado por el que paseaba antes, sólo que ahora estaba en mi propia casa y escuché ruidos en la cocina. Me acerqué al lugar con cautela hasta que vi que un niño se reía con el guardia que me ayudó a salir y me sentí muy feliz, no fue algo que yo controlara, simplemente me sentí así de golpe, contenta, plena.

Sin embargo en poco tiempo me encontré en un campo de batalla, había sangre por todos lados, gritos, dolor y los enemigos iban vestidos de rojo como el militar de la celda.

Al final estaba en el claro del principio del sueño, sólo que ahora estaba todo nevando y yo estaba de rodillas. Sentía un dolor muy fuerte en el pecho que incluso después de despertarme siguió ahí. Justo antes de que acabara vi a alguien que se acercaba a través de la nieve, pero me desperté antes de poder ver quién era.